Renuncio
a caminar de tu mano,
a no encontrar el equilibrio si no me sostienes;
a tus abrazos,
a sentirme indefensa si no estás;
a tus besos,
a lo vació de mis labios sin ellos.
Renuncio
al momento de verte,
a las esperas
que no terminan;
a las sonrisa de un día,
a las lagrimas de madrugadas.
Renuncio
a las noches contigo,
a despertar sin ti;
al calor de la llama,
al frío cada vez que se apaga;
a ser amada a ratos,
a sentirme invisible casi todo el tiempo.
Renuncio
a un sueño,
a vivir en utopía.
Renuncio a ti,
amor,
a una parte de mí
que ya no se sostenía.