jueves, 25 de septiembre de 2014

Hechos reales.

No me digas que soy guapa, 
la belleza, 
como todo, 
un día se acaba. 
Una puta, efímera, 
codependiente de lo ojos que la miran; 

no digas nada de mi sonrisa 

o mi forma de mirar. 
Mírame, 
cuéntame, 
cuenta conmigo, 
no de mí; 

no me digas que te gustan mis ojos 

por ser verdes, 
¡no es más que un color, joder! 
Dime que te gustan 
por ser verdad. 
Dime, 
que ellos hablan, 
lo que yo prefiero callar 
y que tú les entiendes. 
Me entiendes. 

No digas que soy la mujer de tu vida. 

Sólo seré mujer 
y dueña 
de la mía; 
aunque quizá, 
esté dispuesta a (com)partirme, 
por tí. 

No me digas "te quiero" 

calculando mi reacción y respuesta, 
¡qué no me digas nada que no sientas! 
Qué no me digas "hasta mañana", 
si no vas a venir... 

No me digas 

"nunca he sentido por alguien 
lo que siento por tí" 
y luego sólo sepas de sentidos, 
o sin sentir. 

Tú sabes de quererte, 

de que te quieran. 
En cambio yo, 
sigo aprendiendo a quererme, 
sigo intentando querer. 

"Querer es poder", 

pero tener el poder, 
a veces, 
es dejar de querer. 

No te equivoques 

conmigo, 
que soy error constante. 
Estoy haciendo el camino de vuelta 
hacía mí; 
entiende, a veces, 
me verás perdida. 

Nunca me gustaron los cuentos 

para (no) dormir. 
¡Qué no me los cuentes!
A mí, con caricias en la piel, 
tu brazo en mi cintura, 
tu respiración en la nuca. 
No inventes historias 
si no están basadas 
en hechos reales. 

Aquí la de los versos 

y las utopías 
soy yo; 
tú bésame, 
yo seguiré versando.