No
te enamores
de un poeta,
imbécil.
Alguien
capaz de construir
mundos
con palabras,
es también
quien los puede derrumbar
con silencios.
Que acorta los kilómetros
con versos;
los físicos
son números,
él sólo querrá saber de letras.
No
te enamores
de un poeta,
imbécil.
Sabrá qué decir,
cuándo, dónde y cómo;
te convertirá en
musa,
verso,
poesía y polvo
a su antojo.
Leerá
e interpretará
cada una de tus lineas,
cada una de tus curvas,
cada uno de tus garabatos;
sabrá, también
el significado de tus folios
en blanco.
No
te enamores
de un poeta,
imbécil.
Esconderá
sus ideas
en un sobrero que,
entiende,
sólo se quitará en la cama;
para entonces
ya no llevarás
ni ropa,
ni dudas,
ni miedos.
No te enamores de una poeta imbécil,
tampoco.
¡Qué
soy esa imbécil,
digo!