Verme desde sus ojos,
saberme entre sus líneas;
sabernos
sin saber a qué sabemos.
Querernos.
Ir más allá de kilómetros y mares;
hablamos
del kilómetro cero de nuestra vida,
de mis mareas entre sus manos,
de su sabor en la punta sus dedos,
de mis lunares marcando el camino de
sus
pasos
por
mí,
vida.
Sigue siendo igual de duro
'un invierno sin Sol'
cómo frío
un invierno sin él.
Y mira
que soy invierno,
que puedo llegar a ser tan fría
cómo sus vientos;
y mira
que le gusta perderse
entre las hojas caídas de mis dudas,
leerse entre rotos y destrozos.
Llegará
buscando salvarse,
náufrago de sal y herida;
vendrá
creyéndose salvado.
En mis resacas
tirará de sonrisa salvavidas,
yo seguiré su corriente...
¡Una mujer a la deriva!