martes, 30 de julio de 2013

La quiero.

La tengo que querer, 
joder. 

Por esas madrugadas 
en las que ni yo misma quería escucharme 
y ella lo hacía, 
y lo hace. 

Por la paciencia que tiene conmigo, 
y mira que soy difícil de querer 
a veces. 

Sabiendo 
que soy una montaña rusa de emociones 
y terminara mareada, 
se sube a mis días 
y se enfrenta a lo que venga. 

Que la única vez que la vi llorar, 
fue por hacerme compañía. 

La he visto indignarse más 
por el daño que me hacían a mí, 
que por el que le han hecho a ella. 

La tengo que querer, 
joder. 

Por las noches de borrachera 
en cualquier parte de la ciudad. 

Por las madrugadas en su terraza 
mirando la luna, 
haciendo planes, 
contádonos historias 
que ya conocemos. 

Yo 
que podría escribir las suyas. 
Ella 
que podría narrar las mías. 

La de veces 
que me habré levantado de su mano. 
La de veces 
que acabo por sentarse en el suelo 
a mi lado. 

Apostaría, 
y mira que soy de hacerlo 
sobre inseguro, 
a que no llegaré a agradecérselo bastante. 

La tengo que querer, 
joder, 
y la quiero. 

domingo, 28 de julio de 2013

Saudade.

Y nadie mejor que ellas 
(mis amigas) 
para saber lo que significa. 

Porque todas y cada una de nosotras 
sabemos 
lo que es estar lejos, 
lejos de alguien a quien amamos, 
lejos de nuestro hogar, 
lejos de ese amigo inolvidable. 

Por las mismas razones 
conocemos el amor incondicional, 
la alegría de escuchar esa voz 
a un océano de distancia, 
la desesperación de contar los días 
para verle. 

Que eso de 

"la distancia hace el olvido" 
lo dijo alguien 
sin el coraje para luchar, 
que prefirió borrar recuerdos
a vivir con saudades de ellos. 

viernes, 26 de julio de 2013

Corazón.

Alguien puede decirme 
qué cojones haces 
cuando la cabeza te grita un razonamiento 
más que lógico, 
y el jodido corazón 
(por eso de estar apaleado) 
te susurra: 

un ultimo esfuerzo, 
un pasito más de fe, 
un ultimo intento... 
Quizá salga bien. 

Y es que yo 
siempre he sido más de marcar mis pasos 
al latido de mi corazón, 
lo juro. 

Que a mí  
las cosas a gritos 
nunca me han entrado bien 
(me gusta más 
que entre bien y gritar), 
será por eso 
que se me da mejor 
escuchar al corazón. 

Mi pequeño motor incansable, 
tan caliente 
como paciente 
contigo, conmigo. 

miércoles, 24 de julio de 2013

¿Para qué explicar?

Dicen, 
que para comprender un poema 
del todo 
hay que conocer al autor. 
Se equivocan. 
Para comprenderlo, 
hay que conocer a la musa. 

De nada vale 
ser yo quien os diga, 
que tiene esa sonrisa 
enamorada, 
tierna, 
maliciosa y 
tan sexy. 

Sería incapaz de elegir, 
de quedarme sólo 
con una de sus variantes. 

De nada vale 
contaros, 
que tiene la mirada 
más bonita 
que he visto jamás. 
Aunque él no lo crea, 
me perdería en ella 
una 
y mil veces. 

Que mis ojos 
ya no son, 
ya no brillan 
si no los mira. 

De nada vale 
tratar de explicar 
como es su piel, 
cuando sale de la ducha 
y sin una gota de perfume 
que bañe su cuerpo, 
huele mejor que nada, 
que nadie 
en este mundo. 

Y aún me gusta más, 
si es posible, 
cuando huele a nosotros. 

Ese "nosotros" 
que tanto miedo me dio en su día. 
Ese "nosotros" 
que no cambio por nada. 

Es cierto. 
Ya me gusta 
hasta pelearme con él, 
siempre que luego 
me acoja en sus brazos, 
y me recuerde 
lo tonta que soy 
y lo mucho, mucho 
que me quiere.