qué cojones haces
cuando la cabeza te grita un razonamiento
más que lógico,
y el jodido corazón
(por eso de estar apaleado)
te susurra:
un ultimo esfuerzo,
un pasito más de fe,
un ultimo intento...
Quizá salga bien.
Y es que yo
siempre he sido más de marcar mis pasos
al latido de mi corazón,
lo juro.
Que a mí
las cosas a gritos
nunca me han entrado bien
(me gusta más
que entre bien y gritar),
será por eso
que se me da mejor
escuchar al corazón.
Mi pequeño motor incansable,
tan caliente
como paciente
contigo, conmigo.
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